PREGUNTAS
Dé los seis puntos en resumen de la Inspiración Verbal plenaria.
LA INSPIRACION DE LA BIBLIA
Cuando comenzamos a estudiar la Biblia, debemos recordar el hecho de que es la Palabra de Dios en un sentido especial, el único libro escrito por la inspiración directa del Espíritu de Dios- y esto la distingue de todos los demás libros del mundo. Al mismo tiempo debemos acordamos de que hubo un elemento humano en la escritura de ella. El Espíritu Santo la inspiró, pero manos humanas la escribieron. De modo que Jesucristo, el Verbo, o la Palabra viviente, es divino-humano, así la Biblia, la Palabra escrita, es divina-humana. Jesús vino al mundo, el Verbo se hizo carne, para revelar el Padre a los hombres. Y la Biblia nos ha venido de Dios, vestida con los pensamientos y el lenguaje humano, para revelarnos la voluntad de él.
La palabra inspiración representa la acción de soplar adentro. Job 32:8; 211m. 3: 16. La frase «inspirado de Dios» ha sido traducida «lleno del aliento de Dios.» Juan 6:63; Hebreos 4:12. La inspiración que reclama la Biblia es el soplo de Dios que entra en los hombres, capacitándoles así para recibir y comunicar el mensaje divino. Era la obra del Espíritu de Dios en los hombres lo que les hizo capaces de recibir y comunicar las verdades divinas sin posibilidad de error. Hace al hombre inspirando infalible para hablar o escribir lo que el Espíritu Santo le dio, ora que expresase verdades anteriormente conocidas o no. En fin esta inspiración divina lleva al libro más allá del conocimiento o poder humano y da a la Biblia una autoridad que no tiene ningún otro libro. Nuestra creencia en la inspiración plenaria de la Biblia es principio básico de nuestra fe. El cristianismo es una religión sobrenatural. Nos obliga a creer que Dios ha hablado al hombre. Él ha intervenido en la carrera pecaminosa del hombre con el fin de salvarle. Él ha intervenido de una manera sobrenatural, fuera de su tratamiento normal del universo. No estamos hablando del intercambio de Dios con el hombre en la naturaleza, de su providencia, su cuidado, ni su omnisciencia. Es algo más. Tú debes comenzar tu estudio de la Biblia con un corazón y una mente que dice: «Dios me ha hablado en su Hijo unigénito, el Señor Jesucristo; y en la Biblia tengo la historia infalible de todo lo que él puede hacer para la raza humana.» Hebreos 1: 1-3; Juan 1: 1-4.
Hay una diferencia entre la inspiración y la revelación. Por ejemplo, yo pierdo un peso en un cuarto, y lo busco con diligencia. El Espíritu de Dios puede ayudarme a hallado si está allí, y eso puede asemejar su obra en la inspiración, dirigiendo al escritor a escoger y relatar las cosas que son ya conocidas, como hizo Lucas. Lucas 1:1-4. Pero en la revelación es algo más, porque en ella Dios da al hombre las cosas que no se conocían antes, y cosas que él de ningún modo podría descubrir sin la obra sobrenatural del Espíritu de Dios. Alguien ha dicho: «La revelación descubre nuevas verdades a los hombres (1 Corintios 2:10, 11), y la inspiración les guía y controla en publicadas.» 1 Corintios 2:12, 13.
Debemos distinguir también entre la inspiración y la iluminación. Hablamos de la iluminación que recibe algún músico o poeta ilustre; pero eso no es la inspiración infalible que se daba a los escritores de la Biblia. Nosotros mismos podemos ser iluminados por el Espíritu de Dios cuando estamos estudiando o predicando las escrituras de Pablo; pero eso no constituye la inspiración divina que él tenía en escribirlas. La inspiración de la Biblia difiere en cualidad y no sólo en cantidad de lo que puede recibir todo cristiano; es de una clase especial. Los escritores mismos afirman en todas partes del libro que Dios hablaba por medio de ellos. 2 Samuel22:1, 2; 1 Crónicas 28:19.
No toda la Biblia fue revelada por Dios a los escritores: pero sí, toda la Biblia fue inspirada por él. Como ejemplos de las partes que fueron dadas por revelación podemos citar los primeros capítulos del Génesis, y la muerte de Moisés. Como ejemplo de hechos conocidos que el Espíritu Santo enseñó a los escritores a escribir, podemos mencionar el relato que Moisés hizo de los viajes entre Egipto y Canaán, Y varias listas cronológicas que han sido copiadas de documentos ya en existencia. Nadie puede decir exactamente cuántas partes de la Biblia necesitaban revelaciones divinas; pero se extienden a su historia, su poesía, su profecía, y su doctrina. Amós 3:7; Génesis 40:8; 41:16, 38,39; Daniel 2:19, 28-30; Gálatas 1:11, 12; Efesios 3:3-7; Apocalipsis 1:1,2; Juan 21:24-25.
La profecía es un mensaje de Dios por medio de un profeta, no siempre de predicción, pero siempre de proclamación de la voluntad del Señor. «El profeta era un interlocutor-uno que hablaba en nombre de Dios. Su misión era la de un intérprete, un testigo. «Tu hermano Aarón será tu profeta. Él hablará por ti al pueblo» (Éxodo 7:1; 4:16). En relación a Dios él era uno escogido para recibir una revelación de la voluntad divina y entonces proclamarla a otros. Amós 3:8. A veces la verdad que él recibía tenía referencia al pasado, a veces al presente, y a veces al futuro. El profeta era el historiador que registraba e interpretaba lo pasado a la luz del propósito divino. Era el predicador que revelaba y aplicaba la voluntad de Dios a las condiciones actuales en su día. Era también el heraldo, proclamando y recalcando la inminencia de los juicios y de las bendiciones del Señor.» Así tanto las palabras habladas como las escritas por un verdadero profeta de Dios fueron dadas por la inspiración del Espíritu de Dios. 1 Samuel 9:9; Jeremías 1:12-19; 23:1640; Ezequiel 2:7; Jonás 3:2.
Hay que acordarse de la distinción entre declaraciones y el registro o crónica de las declaraciones. La Biblia no miente, pero relata muchas mentiras. Dice que el insensato ha dicho en su corazón que no hay Dios (Salmo 14: 1). Los que leen de una manera descuidada han dicho que la Biblia enseña que no hay Dios. Pero no es así. Otro ejemplo podemos citar de 1 Samuel 31:3-5; 2 Samuel 6-10. La Biblia no dice que el mancebo amalecita mató a Saúl, sino que relata que él dijo que lo había hecho; y del capítulo anterior sabemos que él dijo una mentira.
TEORÍAS ERRÓNEAS DE LA INSPIRACIÓN
En meditar sobre todas estas teorías, debemos procurar acercamos más a Dios para comprender sus enseñanzas y evitar los errores a ambos lados. La Biblia debe ser tratada con suma reverencia y estudiada con mucho esmero. Sin embargo no afirmamos que todas las partes son de igual importancia, aunque todas son igualmente inspiradas. Por ejemplo, recibo una carta de mi madre, en la cual me habla de haber hecho varios quehaceres de la casa, como hecho el pan, lavado las ropas, limpiado las ventanas, o pintado las sillas. Después me dice cómo Dios está bendiciendo en las cosas espirituales, y me anima a mí a seguir a mi Salvador con una consagración entera, y a dedicar toda mi vida a su servicio. Todos convendrán en que la segunda parte de la carta es de más importancia que la primera; pero todo es igualmente la carta de mi madre, y escrita por su propia mano. Esto es lo que queremos decir cuando reclamamos una inspiración igual para todas las partes de la Biblia.
LA INSPIRACIÓN PLENARIA
El hecho de la inspiración de la Biblia nos es revelado desde su principio hasta su fin; y el testimonio del Espíritu de Dios en el creyente lo confirma y lo asegura, sin caber duda alguna. Pero el modo de la inspiración es un misterio que no puede ser exactamente definido por la pequeña inteligencia humana, por qué es cosa divina. De la manera que la persona de Cristo, el Dios-Hombre, es inescrutable, y «nadie conoce al Hijo sino el Padre» (Mateo 11:27), así nadie puede explicar exactamente la relación entre los dos elementos-el divino y el humano-en el Libro de Dios. Pero el alma reverente, conociendo a Cristo como su Salvador y amándole fervientemente, reconoce a la vez su palabra escrita, y la recibe como la revelación de Dios, aunque no puede explicar detalladamente el misterio de su inspiración. Todo depende de nuestra actitud hacia él; y si le aceptamos a él como nuestro Señor, aceptamos también su Palabra.
La inspiración que la Biblia reclama para sí misma es que los hombres santos escribieron con sus propias manos y en sus propias palabras, demostrando cada uno su propio estilo, pero bajo una influencia tan poderosa del Espíritu de Dios que lo que han escrito (en los idiomas originales) es la Palabra misma de Dios; y el Libro entero constituye para la raza humana una regla infalible de fe y de conducta.
La inspiración plenaria (llena, completa) enseña que todas las partes de la Biblia son igualmente inspiradas, incluyendo su historia, poesía, profecía y doctrina. No afirma que los escritores eran máquinas, sino que hubo una cooperación vital y continua entre ellos y el Espíritu de Dios que les habilitaba. Ellos estaban tan plenamente rendidos a él que pensaban como él, y escribían exactamente lo que él les guiaba a escribir. Solamente un hombre así inspirado vitalmente por el Espíritu Santo podía detenerse de repente y decir: «Mas esto digo por vía de concesión,» como Pablo en 1 Corintios 7:6,10, 12.
El Espíritu Santo moraba en ‘los escritores de la Biblia, los dirigía en sus procesos de meditación y de composición, en una manera libre que daba lugar para que la personalidad del escritor se manifestase por medio de las facultades mentales. Así es que Pablo no escribe en el mismo estilo que Pedro, e Isaías usa palabras distintas de las de Amós; aunque todos igualmente han escrito las palabras de Dios. Todo escritor bíblico tenía su propio estilo, su propio concepto de la verdad divina, su propio modo de razonar, y usó su propia memoria y los varios métodos de conseguir información, como manifiesta Lucas en el prólogo de su Evangelio. Lucas 1:1-4.
Aquí vemos el elemento humano en la inspiración verbal: el escritor que averigua los manantiales de su información, que escucha los informes de los testigos de vista, y coordina una relación de las cosas que apelaron a sus facultades razonadoras como dignas de creencia. Pero todo esto acontecía bajo el poder y dirección del Espíritu Santo quien guardaba a los escritores de hacer el más mínimo error; y fue así una cooperación preciosa de lo humano con lo divino.
El elemento divino en la inspiración se describe gloriosamente en 2 Pedro 1:20, 21 y 2 Samuel 23: 1, 2. No por esfuerzos humanos ni de la voluntad del hombre fue traída la Palabra en ningún tiempo; sino que hombres santos y rendidos fueron movidos (impelidos, como por un viento tempestuoso) por el Espíritu Santo. Así todos sus pensamientos y el movimiento de sus manos en escribir fueron dirigidos por el bendito Espíritu de Dios; y el resultado de esa gloriosa cooperación entre Dios y el hombre es que tenemos un Libro autorizado, uno en el cual podemos poner toda nuestra confianza por esta vida y la venidera. Cada palabra de la Biblia, desde el Génesis hasta el Apocalipsis, fue inspirada por Dios, y no hay errores ni mentiras en ella.
En resumen podemos presentar estos puntos acerca de la Inspiración verbal plenaria: (1) La Biblia registra la revelación de Dios al hombre, y esa revelación se puede resumir en una PERSONA, el Señor Jesucristo. (2) Para gozarse de su revelación es preciso conocerle a él y vivir en comunión con él, porque el hombre camal no puede comprender las cosas de Dios. 1 Corintios 2:12-16; Mateo 11:25-27. (3) La inspiración de la Biblia abarca todas las ideas y las palabras de los libros originales. (4) Cesó cuando ellos fueron completados; y después ni los mismos escritores ni otros siervos de Dios pueden ser llamados hombres inspirados en el mismo sentido. (5) La inspiración que tuvieron para escribir la Biblia no les hacía máquinas, tampoco daba lugar para errores: sino que dio como resultado en una continúa cooperación entre Dios y los hombres que mantenía el elemento humano y el elemento divino y hacía a la Biblia un libro divino-humano. (6) Nuestra creencia en la inspiración verbal plenaria no nos enseña que todas las partes de la Biblia son de igual importancia, sino que todas son igualmente inspiradas.
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